viernes, 9 de noviembre de 2012

La derrota de la caballería





El episodio de los galeotes, cap. XXII (primera parte), es sin duda uno de los ejemplos más significativos de esta segunda salida de Don Quijote. Ya no se trata de ver gigantes donde hay molinos, ni de ver castillos donde hay ventas de camino, o doncellas donde hay mujeres del partido; ahora, don Quijote se encuentra con la dura realidad: baste para ello ver una fila de condenados a galeras, que atados a cadena y en fila son conducidos a esa forma de prisión que era el pasar varios años remando en los barcos del rey. 



Veamos para ilustrar un tanto esta imagen de qué es un galeote, el bello romance de Góngora, conocido como el Romance del Galeote.

Amarrado al duro banco 
de una galera turquesca, 
ambas manos en el remo 
y ambos ojos en la tierra,
un forzado de Dragut 
en la playa de Marbella 
se quejaba al ronco son
de el remo y de la cadena: 
“¡Oh sagrado mar de España, 
famosa playa serena,
teatro donde se han hecho 
cien mil navales tragedias!
“Pues eres tú el mismo mar
que con tus crecientes besas 
las murallas de mi patria, 
coronadas y soberbias,
«tráeme nuevas de mi esposa,
y dime si han sido ciertas 
las lágrimas y suspiros
que me dice por sus letras; 
«porque si es verdad que llora 
mi cautiverio en tu arena, 
bien puedes al mar del Sur 
vencer en lucientes perlas.
«Dame ya, sagrado mar,
a mis demandas respuesta, 
que bien puedes, si es verdad
que las aguas tienen lengua; 
«pero, pues no respondes,
sin duda alguna que es muerta, 
aunque no lo debe ser,
pues que vivo yo en su ausencia.
«Pues he vivido diez años 
sin libertad y sin ella. 
Siempre al remo condenado, 
a nadie matarán penas.»
En esto se descubrieron 
de la Religión seis velas
y el cómitre mandó usar 
al forzado de su fuerza.



(Luis de Góngora y Argote)

Es probable que en la cabeza de Don Quijote anden versos semejantes y la imagen de los enamorados que van llevando una cadena simbólica en su corazón y pensamiento. En contraste lo que aparece en la entrevista que hace don Quijote a los galeotes es una dura lección, de ruda realidad, una realidad en la que no falta la burla, la chanza, el juego. Vale la pena mirar en detalle a los cinco bribones que entrevista don Quijote. 

El primero está condenado por “enamorado” (quise tanto a una canasta de colar atestada de ropa blanca, que la abracé conmigo tan fuertemente, que a no quitármela la justicia por fuerza, aún hasta agora no la hubiera dejado de mi voluntad). En otras palabras es un vulgar caco, un ladrón de ropa colgada, una rata de alcantarilla que se roba lo que por ahí a la mano. El segundo por canario, es decir, por cantor, pero es que este “cantó en el ansia”, es decir, “confesó” que era ladrón, cuatrero; el tercero es un estafador; el cuarto es un alcahuete; el quinto es un don Juan de barrio que se lío con dos primas y otras dos y dejó la parentela revuelta (un cínico de siete suelas); el último, el peor de todos, es un estudiante conocido como Ginés de Parapillo o Pasamonte, escritorzuelo de una autobiografía que recuerda al Lazarillo de Tormes, y que espera seguir escribiendo la historia de sus bribonadas en la cárcel.



Ladrón, cuatrero, estafador, alcahuete, burlador y pícaro. Don Quijote sale al mundo a restituir la orden de la caballería y se encuentra con el espectáculo picaresco de la España del siglo XVII. Nada en estos personajes apunta a los enamorados de los romances viejos. No solo no mostrarán su agradecimiento a don Quijote haciendo un visita a Dulcinea (como lo pide don Quijote), sino que como primer acto de su libertad saquearán a don Quijote y robarán a Sancho lo poco que tienen. El párrafo final del episodio resume muy bien esta derrota de la caballería: 

  Solos quedaron jumento y Rocinante, Sancho y don Quijote: el jumento, cabizbajo y pensativo, sacudiendo de cuando en cuando las orejas, pensando que aún no había cesado la borrasca de las piedras que le perseguían los oídos; Rocinante, tendido junto a su amo, que también vino al suelo de otra pedrada; Sancho, en pelota y temeroso de la Santa Hermandad; don Quijote, mohinísimo de verse tan malparado por los mismos a quien tanto bien había hecho.



Que conste que los únicos que analizan la situación y que se mantienen pensativos y reflexivos con el jumento (burro) y Rocinante, a falta de estas virtudes en sus amos: el uno en pelota, el otro mohinísimo, bella palabra para referirse al que no encuentra explicación. Por lo demás este episodio es una lección de lengua, un permanente ir y venir entre el lenguaje formal de don Quijote y la lengua de germanía que usan los ladrones; lo cual no quiere decir que no sepa don Quijote decir lo que tiene que decir, como cuando le espeta a Pasamonte con toda la furia que le provee su locura: 

—Pues voto a tal —dijo don Quijote, ya puesto en cólera—, don hijo de la puta, don Ginesillo de Paropillo, o como os llamáis, que habéis de ir vos solo, rabo entre piernas, con toda la cadena a cuestas.



No solo se trata así tan solo de la derrota de la caballería y de la idea de justicia y de libertad que tiene don Quijote, sino de un cambio de lenguaje, de modo que don Quijote debe aprender que “gurapas” son galeras; que un “enamorado” es un ladrón; que un “canario” es un delator; que “untar la péndola” es sobornar (hoy dicen “engrasar la maquinaria”); que “pasear en pompa” es escarnecer, ir montado en burro por una calle para que todo el mundo sepa sus delitos; que un “corredor de oreja” es un alcahuete; que un “gato” es un ladrón; que un “rato” es un ratero: el diccionario del mundo real, ya no el de los libros.



Kundera en su famosa reflexión sobre la novela contemporánea en el arte de la novela declara que para el novelista no existe más compromiso que con aquella desprestigiada herencia de Cervantes. Se trata de un compromiso con el juego, con la risa, con la parodia, con la posibilidad de salir de casa y buscar en el mundo otra suerte de horizonte. Volvamos a nuestras preguntas iniciales:¿Cómo leer Don Quijote hoy? ¿Cómo ser fieles al espíritu de la aventura? ¿De qué materia está hecho el Quijote que perdura en el tiempo y en nuestra memoria? ¿Qué es lo quijotesco y de pronto se requiere de un pensamiento así a cada momento?